sábado, 26 de febrero de 2011

sábado, 19 de febrero de 2011


Barry Le Va, Fluctuaciones de una bandada de pájaros

Tres conceptos  como dualidades
Desarraigo cada vez mayor debido al mundo tan cambiante en el que vivimos.  Por la velocidad desorbitada con la que se suceden los acontecimientos, la transformabilidad de los espacios, las globalización, la inmigración, la pérdida de identidad…  
Desmaterialización de la arquitectura sí, pero también de los valores, de la lógica, en un mundo en el que ya todo es posible y todo vale.  Pero una desmaterialización casi necesaria que permite la integración y adaptación. Ya no es posible ni válido ni el hermetismo ni el ensimismamiento. ¿No es esta  “la era de la información”, “la era de las comunicaciones”?  Sería absurdo pretender vivir al margen de ello. Y por eso, esa ruptura del ente. Que permite la interactuación, del edificio con la ciudad, de la persona con su contexto. Ya no vale la arquitectura del arquitecto como obra del creador, como la creación de un objeto que empieza y termina en nosotros. 
Degradación. Inevitable. Por una sociedad cada vez más agresiva, dañina y perjudicial. Que ya no mira por el bien del otro. Hablábamos de la pérdida de valores, o de cambio de ellos. Se han sustituido los pasados, adscritos muchas veces a costumbrismo, falsa moral, por otros casi peores, “valores” meramente materiales, lucrativos, ambiciosos. Mi triunfo por encima de todo y todos. El fin ya justifica los medios.
El diagrama pretende poner los tres puntos en común encontrando unas pautas de relación según las cuales, a medida que crecemos como personas y acumulamos experiencias vamos adquiriendo la capacidad de, al incorporarlas a nuestro yo, interactuar con el contexto. Desarrollamos valores que nos ayudan a experimientar una mejor convivencia con cada vez menor necesidad de leyes, órdenes y patrones. Esto permite la explotación de nuevos modelos liberados de los convencionalismos, normativas y restricciones que han condicionado la arquitectura hasta el momento.